El Pop Art: El arte de consumo
El Arte Pop, considerado como uno de los últimos movimientos del arte moderno fue un movimiento que surge a finales de la década de 1950 en Inglaterra y Estados Unidos como reacción artística frente al Expresionismo Abstracto, al que consideraban vacío y elitista.
Mona Lisa (Blue-Helman Gallery Collection, Nueva York).
El Pop es el resultado de un estilo de vida, la manifestación plástica de una cultura caracterizada por la tecnología, la democracia, la moda y el consumo, donde los objetos dejan de ser únicos para producirse en serie. Se sirve de los objetos industriales, de los carteles, de los artículos de consumo comercial. Describía lo que hasta entonces había sido considerado indigno para el arte: la publicidad, las ilustraciones de revistas, los muebles de serie, los vestidos, las latas de conservas, los “hot-dogs”, botellas de coca-cola, etc. Esto se lleva al arte, surgiendo un estilo desnudo y mecanizado, de series reproducidas que enlaza directamente con el mundo de la publicidad.
El Pop Art se convirtió por lo tanto en una expresión del “arte popular”, basado en la utilización de imágenes de lo cotidiano, especialmente de las ciudades, para contruir una nueva estética que criticaba la sociedad de consumo y el consumismo comercial, junto con la comunicación de masas para aplicarlos al arte. Como su propio nombre indica, toma del pueblo los intereses y la temática.
Sin embargo es la década de 1960 la que vive el verdadero desarrollo del Pop Art como un movimiento artístico, dejando cada vez más su carácter de manifestaciones aisladas de grupos artísticos. Sus obras constantemente recurrían a la utilización de objetos cotidianos de la sociedad de consumo, productos del mercado, mercancías. Esto no sólo le permitió hacer una crítica directa a este modelo social, sino que también le permitió popularizase y ampliar su público.
El Arte Pop fue apreciado y aprobado por el público gracias a sus formas fáciles y divertidas y a sus contenidos, que podían ser captados sin dificultad. Al espectador le gustaba reconocer objetos corrientes en los cuadros porque así se ahorraban el esfuerzo que representaba la interpretación de las obras del expresionismo abstracto, pero no comprendieron su carga de ironía y de ambigüedad.
Técnicas
En este momento, el arte pierde su propia autonomía para convertirse en “arte en serie”. Se opta por una cierta necesidad hacia lo inmediato y lo efímero, manifestando las aptitudes de ese mundo consumista y publicitario. El óleo y la pintura en general, quedan relegados en un segundo término frente a unas técnicas totalmente industriales que otorgaban al artista la posibilidad de la repetición infinita de una imagen por medio de la impresión fotográfica sobre cualquier soporte. Técnicas como el collage, la serigrafía o el fotomontaje, serán los medios más escogidos por los nuevos artistas como un gran potencial creativo.
La Serigrafía
La serigrafía es un sistema de impresión milenario. Si bien no hay datos exactos, se cree que se remonta a la antigua China, en la que según una leyenda utilizaban cabellos de mujer entrelazados a los que les pegaban papeles, formando dibujos que luego se laqueaban para que quedaran impermeables. Posteriormente se cambió el material por la seda, de ahí proviene su nombre: sericum (seda, en latín) graphe (escribir, en griego).
En la antigüedad se fabricaban unas calcomanías que se aplicaban en los artículos de uso diario, platos, vasos, etc. En Europa se utilizó para imprimir telas, en lo que se llamó “impresión a la lionesa”, por ser el lugar en donde se aplicaba este sistema.
La serigrafía es una técnica de impresión empleada en el método de reproducción de documentos e imágenes sobre cualquier material, y consiste en transferir una tinta a través de una malla tensada en un marco, el paso de la tinta se bloquea en las áreas donde no habrá imagen mediante una emulsión o barniz, quedando libre la zona donde pasará la tinta. El sistema de impresión es repetitivo, esto es, que una vez que el primer modelo se ha logrado, la impresión puede ser repetida cientos y hasta miles de veces sin perder definición.
Las primeras serigrafías sobre papel (carteles publicitarios) aparecen en Estados Unidos sobre 1916 con una nota pendiente de concesión. La primera patente concedida es para Selectasine en 1918.
Guy Maccoy fue el primero en utilizar la técnica de la serigrafía con fines artísticos. Realizó sus dos primeras serigrafías en 1932, ambas eran alrededor de 9 x 11 pulgadas y tiró aproximadamente 40 copias de cada diseño. En 1938 tuvo su primera exposición individual, la primera de serigrafías en una galería.
Es en Estados Unidos, y con el auge de la fotografía y los productos químicos, donde toma un impulso espectacular. Por ser un método muy versátil para poder imprimir en muchos materiales, hoy en día pueden distinguirse miles de artículos procesados con serigrafía.
Formas
El pop es toda una cultura de esa época ligada a los medios de comunicación de masas, al consumo de drogas, a la música, a la vida enloquecida y desbocada, a una sociedad de consumo desaforado y a un gusto generalizado por lo inmediato y efímero. Tiene su origen en el dadaísmo, en la poca importancia puesta en el objeto de arte final y en el uso del collage y del fotomontaje.
Eleva los objetos de la vida diaria moderna a obras de arte y, con la frialdad del distanciamiento, pone su mirada en la atracción estética de los vulgares artículos de consumo.
Los artistas del pop pretenden llegar al máximo público posible, sin elitismos ni exclusiones. Su mensaje es sencillo y claro y se dirige al común de la sociedad. No se persigue la originalidad sino más bien la reinterpretación de fotografías, grabados y pinturas anteriores. Fundamental es el color, chillón y provocador, así como la temática, muy simple y directa. El consumismo y la imagen, reyes de nuestro tiempo, son los dueños del pop. De ahí la complicidad con el mundo de la publicidad y el cartel promocional. A los artistas pop les interesa más vender que innovar artísticamente.
Los diversos pintores de este estilo reaccionan contra el abstractismo al considerarlo alejado de la realidad y difícilmente entendible por la población. Ellos se basan en la realidad cotidiana, a veces demasiado cotidiana (botellas de Coca Cola, botes de tomate, fotos de Marilyn coloreadas, etc.). Eso sí, todas las obras presentan enormes dimensiones.
No se crea realmente nada nuevo sino que más bien los artistas pop hacen llegar al gran público las diferentes propuestas artísticas. Tal vez sea el primer estilo artístico que procura ser comprendido por todo el mundo y que se esfuerza por mostrar una estética popular. Contornos claros, colorido variado y fuerte y ausencia de grandes mensajes. No hay reivindicaciones, denuncias de injusticias, heroísmos o grandilocuencias.
Con las nuevas formas industriales tales como la serigrafía, el tamaño de las obras será cada vez más espectacular, se amplían los motivos y pasan a primer plano o se multiplican a lo largo de la superficie pictórica. La expresividad queda desplazada a un segundo plano, siendo un estilo impersonal que retrata su contemporaneidad con sutil conformismo.
El Retrato pop
El pop art americano es el movimiento que mejor ha sabido interpretar la cruzada dadaísta contra la sacralizad del arte, contra su valor estético y contra su función social. Llevando a sus últimas con secuencias los principios fundamentales de la anti-estética de Duchamp, los artistas pop introducen el acto creativo en el interior de los mecanismos generadores de la producción y de la comunicación de masas, transformando la obra de arte en una banal mercancía. La homologación de los comportamientos culturales y el continuo bombardeo sensorial propio de la sociedad de consumo obligan al espectador a una fruición radicalmente nueva de la imagen, a una “fagocitación visual” consumada en el breve tiempo de la comunicación de usar y tirar.
Con la construcción del cuadro mediante técnicas de reproducción industrial, como la tipografía o la serigrafía, se establecen los “pseudos-retratos”, operando una negación radical de la dimensión subjetiva del arte en la dirección de una exploración en profundidad de los mecanismos productivos de la imagen en el sistema del consumo americano. Con ello, la figura humana pierde cualquier carácter personal y psicológico y es uniformada por las máscaras ficticias de las revistas y de las series televisivas. La técnica del agrandamiento de algunas partes del cuerpo o del rostro de los “personajes”, retratados y de la fisonomía de los objetos corresponde a la exigencia de la máxima legibilidad de las imágenes en la comunicación publicitaria. El principal intérprete del arte pop americano recae en la figura de Andy Warhol:
- Andy Warhol. La moda del “usar y tirar” de la moderna sociedad de consumo, no sólo implica una mercantilización del arte, sino también una fagocitación instantánea y efímera de las imágenes mismas y un voraz canibalismo de las personas que las habitan. Una vez reducido a icono, el individuo es esclavo de la superficialidad de la mirada del público de masas y de las leyes despersonalizadas del star system. Los
Marilyn Monroe (Colección privada).
retratos de divos del cine, representantes de la jet set y músicos americanos, infinitamente repetidos en las serigrafías de Warhol, ilustran perfectamente la cruel “desvalorización” del objeto operada por la banalidad de la imagen del consumo.
La repetición mecánica de la imagen y su difusión se presentan como lugar, ocasión y posibilidad de desarrollar un número casi infinito de posibilidades fisonómicas, miméticas y creativas. Rechazada la prescripción tradicional de dar vida a una única posibilidad, el proyecto del artista consiste en diseminarse en un ser fluido y errante para pasar de posibilidad en posibilidad, de identidad en identidad. Eso significa en esencia, pasar de máscara en máscara, de virtual en virtual. El artista asume una identidad dilatada “planetaria”, aprovechando las infinitas posibilidades que la técnica le ofrece. Gracias a la serigrafía y a la reproducción múltiple, que permiten una repetición potencialmente infinita, Warhol se apropia de los mecanismos de la producción en serie y los transforma en los únicos principios válidos de la creación artística. Su célebre afirmación: “La razón por la que pinto de este modo es que quiero ser una máquina. Todo lo que hago lo hago como una máquina, y eso es lo que quiero hacer”, expresa perfectamente sus convicciones artísticas.
Los representantes de la pintura hiperrealista son diversos y mantienen una individualidad técnica en sus obras, destacando en el terreno del retrato al artista norteamericano chuck Close:
El Hiperrealismo: Realidad objetiva
Conocido también como realismo fotográfico o realismo radical, el Hiperrealismo es la escuela pictórica de tendencia realista más absoluta de la historia. Surgido en Estados Unidos a finales de los años 60, se promovió en Europa por la V Documenta de Kassel (1972) y fue confirmado por la exposición que Uldo Kulterman presentó en París bajo ese nombre.
El Hiperrealismo propone reproducir la realidad con más fidelidad y objetividad que la fotografía, ofreciendo una versión minuciosa y detallada de las imágenes.
El Hiperrealismo propone reproducir la realidad con más fidelidad y objetividad que la fotografía, ofreciendo una versión minuciosa y detallada de las imágenes.
Los orígenes de este movimiento se hallan en la cultura contemporánea norteamericana, siendo el Pop Art su referente más directo debido a la temática cotidiana reproducida estáticamente. Sin embargo, tiene similitudes con el realismo norteamericano del siglo XIX (Harnett, Peto o Haberle) y la Nueva Objetividad alemana (Neue Sachlichkeit) de 1920. Reaccionario del expresionismo abstracto y del arte conceptual, el hiperrealismo apunta a la representación fidedigna de la realidad, más objetiva que la fotografía. En el arte hiperrealista no existen interpretaciones, sino la reproducción mecánica y exacta de la vida. Los detalles son prolijos y exactos. Cualquier temática es reproducida, lo importante es la veracidad de la imagen fija y atemporal. Con sus postulados buscan conocer la realidad de manera inmediata y objetiva, sin emociones ni compromisos sociales. El resultado del hiperrealismo es una obra irreal que pinta lo fotografiado y fotografía lo que intenta pintar.
Los fotorrealistas nunca se constituyeron en grupo, pero sí hicieron exposiciones que los presentaron como un estilo: La Imagen fotográfica y 22 Realistas, ambas en Nueva York, a mediados de los años sesenta. En esa época la abstracción era la tendencia dominante y el realismo estaba mal visto; se consideraba un arte que copiaba de fotografías o de la realidad y sin ningún interés. Sin embargo, artistas como Chuck Close, Malcolm Morley o Richard Estes, desarrollaron técnicas totalmente nuevas de representación de la realidad, consiguiendo resultados a veces asombrosos.
Técnicas
La técnica hiperrealista retoma la pintura en caballete y el proceso creativo incluye la cámara fotográfica como un instrumento más, pues la fotografía es trasladada al soporte a través de una proyección. El tratamiento pictórico es plano, de colores brillantes y saturados como en las fotografías, realizado mediante pistola y pincel para luego rebajar los relieves con una cuchilla. El acabado de la superficie es liso e impecable, sin evidencias del trabajo manual.
Los artistas hiperrealistas tratan de buscar, con el más radical de los verismos, una transcripción de la realidad usando los medios técnicos y fotográficos de la manipulación de las imágenes. Consiguen con la pintura al óleo o la escultura, el mismo detallismo y encuadre que ofrece la fotografía.
En América del Norte, donde el pop art había arelado profundamente, el hiperrealismo se trabajaba a partir de la reproducción pintada de los objetos de consumo y de las imágenes publicitarias correspondientes. En esta línea encontramos la reproducción manual de fotografías, lo que constituye la esencia del hiperrealismo americano. Check y Don Eddy nos ofrecen en sus imágenes aquellos aspectos aburridos característicos de la civilización de masas con la misma objetividad de una cámara fotográfica que funciona mecánicamente. De hecho, transfieren a la plástica vivencias adquiridas en la cultura de la imagen.
Formas
Como todos los fotorrealistas, no hay huellas de pinceladas y el artista parece estar ausente. La fotografía se traslada al lienzo mediante la proyección en diapositiva.
Los cuadros se cubren con una fina capa de pintura, aplicada con pistola y pincel, siendo raspada si es necesario, con una cuchilla para que no quede ningún relieve, ninguna materia.
Otras de las características del fotorrealismo son la exactitud en los detalles, contrastada con la irrealidad del efecto espacial y la capacidad de convertir en temas pictóricos los detalles visuales de la realidad. Estos pintores ejercen un alto grado de conceptualismo al plasmar la diferencia entre el objeto real y su imagen pintada: lo real, trasladado al lienzo mediante la cámara fotográfica, fotografiado mediante recursos pictóricos. Al utilizar la fotografía en el proceso de la realidad al cuadro, lo real queda roto y manipulado dos veces, en el cuadro y en la fotografía, de ahí el aspecto de irrealidad que diferencia el fotorrealismo del realismo tradicional.
El Retrato hiperrealista
Los representantes de la pintura hiperrealista son diversos y mantienen una individualidad técnica en sus obras, destacando en el terreno del retrato al artista norteamericano chuck Close:
- Chuck Close. Close utiliza la fotografía como medio para hacer sus retratos, que se apartan totalmente del retrato tradicional y se acercan más hacia el cartelístico y sugestivo principio cinematográfico del primer plano en superpantalla, hacia la no-distancia de la técnica de la instantáneas y hacia el gesto objetivador de las fotografías clínicas y policiales. En su obra trata problemas como la percepción del espectador y la focalidad. Close no parte de la realidad sino que la aborda indirectamente a través de la fotografía que proyecta sobre el lienzo.
Joel de Chuck Close (Colección privada).
Algunos artistas que, sin ser específicamente fotorrealistas, han utilizado la fotografía como medio de expresar la realidad son el francés Christian Boltanski, quien utiliza fotos de álbumes familiares de otras personas que según sus propias palabras, serían, tras haber fallecido, la prueba de su existencia; el alemán Gerhard Richter, que emplea fotografías desde 1962 de forma continuada, aunque su trabajo ha explorado prácticamente todos los posibles terrenos de la pintura y no es por tanto un fotorrealista puro como los anteriores. El americano Richard Artschwager lleva fotografías de interiores a una superficie de celotex con un granulado fino al que aplica un ligera mano de pintura blanca y negra.